jueves, 24 de noviembre de 2011

Una mentira no se convierte en verdad por más que se repita...

… pero puede inducir al engaño a quienes no conocen la inconsistencia de lo indebidamente afirmado por otros. Así sucede con algunas falacias que propalan dirigentes del PSOE en Málaga, con la despreciable intención de desacreditar a miembros de la organización que no aceptan comulgar con ruedas de molino ni validar métodos y comportamientos que han abierto una brecha cada vez más amplia entre la sociedad y el partido que más respaldo ciudadano ha tenido en esta provincia desde la instauración de la democracia. No se olvide que, incluso teniendo en cuenta el resultado del pasado domingo, el Partido Popular está muy lejos de alcanzar el porcentaje de votos que el PSOE ha tenido en algunas Elecciones Generales en Málaga.

Una de esas mentiras repetidas es la que tiene que ver con la desafección que los críticos tienen respecto a José Antonio Griñán, tanto en su condición de Presidente de la Junta de Andalucía como de Secretario General de la Comisión Ejecutiva del PSOE de Andalucía. La impudicia de la cúpula dirigente del Partido en Málaga le permite culpar a quienes no siguen sus dictados hasta de intentar reproducir las plagas bíblicas, con tal de esconder la falta de argumentos con los que responder a las críticas razonables y fundamentadas de quienes se muestran más preocupados por taponar la sangría que afecta al Partido que por defender, de manera numantina, particulares posiciones de privilegio.

Que denuncien con pruebas los irresponsables dirigentes provinciales del PSOE siquiera una ocasión en la que un militante del socialismo malagueño no adscrito a sus caprichos haya cuestionado el liderazgo de José Antonio Griñán. No podrán hacerlo porque es mentira lo que afirman, con la pueril intención de guarecerse bajo el manto de quien, gozando del respeto de toda la organización, no merece el intento de patrimonializar su figura por una parte de la misma. José Antonio Griñán no es el primo de Zumosol de Heredia y Conejo sino el Secretario General de todos los socialistas andaluces y el Presidente de todos los andaluces.

Si la corriente crítica contra la dirección provincial hubiese tenido en algún momento dudas respecto al papel que juega y ha de jugar el compañero Griñán lo habría evidenciado en el Congreso Provincial Extraordinario que el 6 de marzo de 2010 se celebró en Mijas para elegir a los delegados que, una semana después, participaron en el Congreso Regional Extraordinario que eligió Secretario General del PSOE de Andalucía a quien sigue siéndolo. Ni en Mijas ni en Sevilla hubo la menor oposición a la investidura como líder de los socialistas de quien ya tenía idéntica consideración en el ámbito institucional. De la misma manera que no la ha habido desde entonces, por más que haya quien se empeñe en sembrar la insidia afirmando lo contrario.

Cuando el pasado 14 de Junio se reúne en la Venta Los Caballos, de Álora, un grupo de socialistas preocupados por los adversos resultados de las Elecciones Locales celebradas unas semanas antes pero, sobre todo, por la cuesta abajo por la que de manera irrefrenable se desliza un partido que se comporta con base en una estrategia insensible a lo que exige la ciudadanía, cuando no contrapuesta, el documento que se remite a la Comisión Ejecutiva Provincial manifiesta en su punto primero el “apoyo de los socialistas malagueños a los órganos de dirección autonómico y federal del Partido, reiterando el respeto y la confianza política al Secretario General de los socialistas andaluces y Presidente de la Junta de Andalucía, Pepe Griñán, y al candidato a la Presidencia del Gobierno, compañero Alfredo Pérez Rubalcaba, sin que nos mueva objetivo inmediato de mayor interés que trabajar para que el PSOE gane las próximas Elecciones Autonómicas y Generales”. Que señalen los acusadores a alguien, de entre los opuestos al absolutismo de la cúpula dirigente del PSOE de Málaga, que se haya retractado de la anterior afirmación.

Quienes por servir sus intereses hacen de la mentira el programa básico del gobierno de una organización son, como dirigentes y como personas, insolventes e indignos y están invalidados para la representación política, porque sus mentes retorcidas y sus falsos argumentos son la prueba de un ADN antidemocrático.