Vuelve a estos recuerdos la localidad de Almargen, ya que el verano no supuso nunca la ralentización de las relaciones de colaboración que a lo largo del año venía manteniendo el gobierno provincial con el del municipio. Hace dos días daba cuenta de la inauguración, en agosto de dos mil cuatro, de una zona de ocio, y para no cargar en exceso la serie en el territorio donde el de Málaga se hermana con los de Cádiz y Sevilla, no hice mención el treinta y uno de julio pasado de los seis años transcurridos desde que cumpliese, con alegría y sintiéndome honrado, el encargo de pregonar la feria del lugar. Observé en los últimos ocho años que algunos gobiernos locales hacían siempre coincidir las celebraciones festivas con la puesta en servicio de instalaciones destinadas a cubrir las necesidades advertidas en cualquiera de los campos de competencia municipal. No se trata de una mera anécdota, sino que es una actuación cargada de simbología por cuanto traslada el mensaje de que para los responsables de la administración del ayuntamiento los períodos festivos no suponen tiempo de relajación en sus ocupaciones. Tanto la inauguración de la zona de recreo de la que ya di cuenta como la inauguración de la pista polideportiva el seis de agosto de dos mil cinco sucedieron cuando los almargeños estaban de feria.
Antes de que procedieran al estreno de la pista los jóvenes deportistas que de manera tan relajada y natural aparecen en la fotografía, en contraste con el encorsetamiento riguroso de la corbata y chaqueta con las que aparezco, en un atuendo que ahora (ya lo vengo repitiendo) interpreto como extemporáneo e injustificado, hicimos entrega al Alcalde de Almargen de las llaves de un vehículo para la Policía Local y de otro con destino a los servicios generales del Ayuntamiento.
El veinte de Octubre de dos mil tres, la entonces Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fuensanta Coves, en la antigua sede de la Acera de la Marina, firmó con la Diputación de Málaga y con quince ayuntamientos de la provincia el convenio de colaboración para la puesta en marcha de la primera fase del Programa Ciudad 21, antecedente de las agendas locales por la sostenibilidad a las que posteriormente se irían sumando la práctica totalidad de municipios malagueños. Los gobiernos que presidí tuvieron siempre entre sus prioridades la incorporación a la acción política de medidas tendentes a la salvaguarda de los recursos naturales y a la consecución de un medio habitable. Por ello pusimos especial énfasis en todo lo que tiene que ver con la recogida selectiva de residuos, el tratamiento y el reciclaje; la atención al ciclo hidráulico completo; la preocupación por avanzar en la eficiencia energética… y en el desarrollo de campañas de información, concienciación y formación a lo largo de toda la provincia. Es gratificante ver como el trabajo decidido de las administraciones y colectivos en el sentido anteriormente reseñado han alcanzado que haya quedado reducida a excepción la actitud del equipo de gobierno local que no incorpora a su acción, con carácter transversal, el criterio de sostenibilidad.
En la tarde de tal día como hoy de hace tres años, recibí la visita de María José Asensio, Directora General de Medio Ambiente Urbano y Cambio Climático, con la que estuve viendo la relación de municipios incluidos en una nueva fase de la Agenda 21 Local y las posibilidades de la Diputación de colaborar con las administraciones autonómica y municipal en el desarrollo de la misma. Afortunadamente, siempre fue fluida y fructífera la relación entre las tres partes en asunto que cada día, como debe ser, despierta mayor interés en la ciudadanía.
El afán de equilibrar las posibilidades de los territorios y de quienes viven en ellos no irá mucho más allá del voluntarismo hasta en tanto persistan las circunstancias de insuficiencia, por la extensión y por el estado, de la red viaria. Acercar territorios es igualar oportunidades y por ello nunca gobierno alguno podrá sentirse satisfecho de las comunicaciones por carretera entre los distintos lugares de la provincia, porque hay que ser consciente de que la mejora trae consigo siempre el incremento de la demanda. Los casi mil kilómetros de carreteras sobre los que la Diputación de Málaga ejerce sus competencias están necesitados de actuaciones de mejora de todo tipo: ensanche de la calzada, supresión de curvas, mejora de las protecciones, señalización vertical y horizontal… Hasta se advierte como necesaria la apertura de nuevas vías que comuniquen localidades que por carretera están a una distancia bastante mayor de la que la ubicación en la misma zona permitiría. Todo ello, a pesar de que desde siempre se viene invirtiendo, con más o menos entusiasmo en función de las posibilidades presupuestarias y las prioridades del gobierno de cada tiempo. Las carreteras de la Serranía de Ronda, en función de la orografía de la comarca, son de las más necesitadas de actuación y por eso en ellas fue donde más actuaron los gobiernos provinciales que presidí. Para poner freno a quienes creen que el mundo existe a partir de ellos, reto a quien pueda hacerlo que demuestre que en cualquier época la Diputación de Málaga ha invertido mayores cantidades en las carreteras de la Serranía que en el período comprendido entre dos mil tres y dos mil once.
El seis de agosto del pasado dos mil diez visitamos un tramo de carretera de acceso a la localidad de Alpandeire que unos días antes se había abierto al tráfico tras las actuaciones de ensanche de la calzada, supresión de curvas, tomado de las cunetas con hormigón y protección lateral. Las obras llevadas a cabo estaban incluidas en el proyecto de mejorar la conexión de la carretera de Ronda a Algeciras con la que une la capital de la Serranía con San Pedro de Alcántara, a través de las localidades de Alpandeire, Faraján, Júzcar y Cartajima.