El pregón taurino que cada año organiza el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos es un tradicional y amable pórtico de la feria taurina de Málaga, cuando sus responsables dejan de lado la intención de convertirlo en un acto para la mayor gloria de dirigentes del Partido Popular. Presta al brillo del acto una contribución notable el lugar en el que se celebra: los jardines de la sede del Colegio, antigua Clínica Bustamante, en el Limonar. Entre los asistentes siempre se encuentra un amplio grupo de quienes por rigor y sentido de la tauromaquia pertenecen a la más cualificada afición malagueña. La música, elemento imprescindible en la fiesta, corre siempre a cargo de alguna preparada banda de las que en nuestra provincia abundan. La nómina de pregoneros, salvadas las excepciones a las que antes hice mención, en la que se relacionan periodistas, aficionados, profesionales del toro, gente del mundo de la cultura, responsables institucionales… es tan interesante como ya amplia. Con tales ingredientes, no hay dudas de que tiene todo a su favor para alzarse con la referencia taurina de ante-feria desde el momento en el que la organización adopte como norma conciliar de manera equilibrada la condición de acto cultural con la de celebración social, rompiendo con la prevalencia actual de ésta.
Hace hoy siete años que asistí al pregón del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos, pronunciado aquel año por el periodista Juan Ramón Romero, que varios años después puso colofón a su vocación taurina doctorándose como matador de toros. Sabía de qué hablaba el pregonero de dos mil cuatro, que mantiene ahora en Canal Sur Radio, durante los fines de semana veraniegos, un programa de seis horas de duración que conjuga la información de lo que está sucediendo con la difusión de todos los aspectos que tienen que ver con un mundo tan complejo, por algunos cuestionado pero defendido por muchos más, como es el de los toros.
Almargen está situado en la parte noroccidental de la provincia de Málaga, lindando con las de Cádiz y Sevilla. Como una de las ventajas de mi actual situación es la que me exime de guardar prudencia institucional alguna, digo que siendo muchas las cosas que del pueblo aprecio, de las que más es el hecho de que sea uno de los pocos de nuestros pueblos en los que desde el inicio de la democracia local el gobierno del ayuntamiento ha correspondido al PSOE, que a excepción del período entre mil novecientos noventa y nueve y dos mil tres siempre ha ganado las elecciones con mayoría absoluta. Antes de esta última fecha, nunca repitió el primer candidato de la lista socialista ni, por tanto, el Alcalde. A partir de entonces, por tres ocasiones consecutivas ha repetido el candidato y el Alcalde, que lo es desde hace ocho años Vicente Jiménez. Siempre me brindaron afecto y trato deferente los responsables del gobierno y muchos de los ciudadanos de Almargen y siempre procuré corresponderles, sumando a la consideración personal la implicación responsable en los asuntos de su interés.
Cuando el cuatro de agosto de dos mil cinco, en terrenos cedidos por RENFE, inauguramos un parque que concedía protagonismo especial a la zona de juegos infantiles, Vicente era el Alcalde más joven de la provincia y Paqui Soria una comprometida Teniente de Alcalde entregada al trabajo en favor de su pueblo y de sus vecinos. Compartió con nosotros el momento de la inauguración una de las personas de mayor edad de entre los asistentes, en un acto que se pretendió simbólico, puesto que el recinto estaba orientado al recreo de los más jóvenes.
Desde hace treinta y dos años, Vélez-Málaga cuenta con una de las peñas flamencas más dinámicas de la provincia, a la que da nombre quien fuese el más significativo cantaor veleño de entre los nacidos en el siglo pasado: José Beltrán Ortega, “Niño de Vélez”, creador de una conocida malagueña que se identifica con la copla “Caleta y el Limoná”. La Axarquía ha sido desde siempre territorio propicio para el cante y muy limitado para el desarrollo de la guitarra y el baile flamencos. Tiene también el privilegio de ser el lugar de nacimiento de Juan Breva, el más importante cantaor malagueño de todos los tiempos. La peña “Niño de Vélez”, con los altibajos lógicos en cualquier asociación sin ánimo de lucro y dependiente en su funcionamiento de la voluntad de los asociados, tiene una meritoria trayectoria en defensa del flamenco en general, en la reivindicación del papel que en la historia del mismo corresponde a Vélez y a la Axarquía y en la oferta de un espacio para que los interesados puedan compartir afición y profundizar en el conocimiento de un arte en el que se encierran algunas de las claves de nuestra identidad individual y colectiva.
Hoy hace cinco años que me hicieron entrega del Escudo de Oro de la peña, de la que ya era Socio de Honor. Antes de que se celebrara la primera edición del Festival de Verano, me lo impuso Juan Portillo, “Zamora”, extraordinaria persona y sentido aficionado, que en diferentes etapas fue Presidente y Secretario de la entidad que hoy preside Cristóbal Moya.