domingo, 10 de julio de 2011

Memorias de verano - X

Entre las visitas recibidas en el despacho de la Presidencia de la Diputación la mañana del diez de julio de dos mil ocho, recuerdo la de Juan José Soriano, director en Málaga de la Fundación Proyecto Hombre, que el año pasado cumplió el primer cuarto de siglo de la meritoria labor de atención a las personas atrapadas en la adicción a la droga. Por cierto, que su centro de tratamiento más conocido, entre el núcleo histórico de Algarrobo y la costa, está ubicado en el edificio del que fue Colegio Menor Herrera Oria, en el que estuvimos internados un importante número de alumnos del medio rural que cursábamos estudios en el Instituto de Vélez – Málaga. En mi caso, fueron cinco años los que permanecí en él, desde tercero de bachillerato al Curso de Orientación Universitaria.

Por la tarde, en la misma sede provincial, recibí la visita de un grupo de jueces de Marruecos y Mauritania que cumplían visita a España, invitados por el Consejo General del Poder Judicial, buscando compartir información y experiencias con sus homólogos españoles. De quienes posan para la fotografía, sólo once, de entre ellos dos mujeres, son los huéspedes marroquíes y mauritanos. Con frecuencia, recibí en la Diputación a grupos semejantes de procedencia internacional que lo habían solicitado, en una actividad que sobrepasa el valor anecdótico y entra de lleno en el reconocimiento constitucional de las diputaciones como gobierno de la provincia.

Las coplas improvisadas, que en algunos lugares llaman trovos, fueron una de las manifestaciones de la literatura oral más extendidas en nuestra provincia, asociadas a las celebraciones propias de las fiestas de verdiales, juegos de la rueda (churripampa y maragata, también llamada en algunos lugares), columpios, etc. Aunque en algunas zonas de la Alpujarra granadina y almeriense aún mantiene una vigencia extraordinaria, en nuestra provincia casi se ha perdido esta práctica y queda reducida tan sólo a un pequeño territorio de la zona norte, lindante con el río Genil.

En esa zona se ubica la localidad de Villanueva de Tapia y atendiendo a la referida tradición y al deseo de que no se pierdan los rescoldos aún candentes, hace más de una década que su Ayuntamiento viene organizando el Festival Internacional de Cante de Poetas en el que, además de los procedentes de las referidas zonas andaluzas, vienen participando troveros y repentistas de España y de todas las partes del mundo, de manera especial de Sudamérica. Hoy hace dos años que acompañé a la alcaldesa del municipio que durante mucho tiempo fue conocido a nivel popular como el Entredicho (por estar entre las provincias de Córdoba, Granada y Málaga) y a Gerardo Páez, carpintero y trovero, en la presentación del cartel de la IX edición del mencionado Festival.

La conocida como “Muñeca de Pizarra” ha sido en algunos períodos de la historia símbolo de esta localidad del Valle del Guadalhorce. La estatua representa una Venus semidesnuda, con evidentes influencias del arte clásico, en la que el autor pretendió destacar la dulzura y afabilidad de sus facciones. Cuenta la historia que en la década de los sesenta del siglo XX se retiró de la vía pública pizarreña después de que hubiese permanecido en ella desde el último tercio del siglo anterior. A la estatua le falta uno de los brazos.

Sin duda que la colocación sobre peana de mármol de esta figura restaurada se convirtió en uno de los elementos centrales de la reforma que de la Plaza de la Cultura llevó a cabo el equipo de gobierno de Pizarra presidido por Paco Vargas. Después de la inauguración de la nueva casa – ayuntamiento, las obras realizadas contribuyeron a crear un moderno espacio abierto al disfrute ciudadano. En él, y delante de la “Muñeca”, en tal día como hoy del año pasado me acompañan el arquitecto redactor del proyecto, el responsable de la empresa constructora, el Alcalde y tres de sus concejales. Bueno, dos de ellas concejalas, no vayan a recriminarme Isabel y Ana Belén el uso de lenguaje sexista.