miércoles, 6 de julio de 2011

Memorias de Verano - VI

Tal día como hoy de dos mil seis, en unión de Sara Sánchez, Diputada de Recursos e Iniciativas Locales y Rocío García, Secretaria General de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Málaga, informé en rueda de prensa de la convocatoria de los premios comarcales a las mejores iniciativas en la doble vertiente de emprendedores y empresarios, conforme a la recomendación del Foro Provincial de la Cultura Emprendedora, instituido por la Diputación en el último trimestre de dos mil tres.

Por la tarde, en el Palacio de Ferias y Congresos, participé en la Asamblea General del II Plan Estratégico de Málaga, con la presencia de la totalidad de patronos de la Fundación Ciedes, que representan al Ayuntamiento de la capital, Diputación, Estado, Junta de Andalucía, Universidad, sindicatos, entidades financieras… No voy a catalogar de inútil la tarea de la Fundación Ciedes, que de eso ya se encargó el Alcalde de Málaga cuando, en una reunión de la Fundación constituida a los efectos de impulsar la candidatura de la ciudad a la capitalidad europea de la cultura en 2016, no tuvo el menor de los reparos en descalificarla utilizando ese término, a pesar de que, en la última década, no ha existido otro presidente de ella que él mismo. Lo cierto es que no guarda relación alguna la amplia representación institucional y ciudadana con el hecho de que los logros alcanzados no pasen de la formulación de ideas y propuestas que o no se concretan o lo hace con una parsimonia que desespera.

El seis de julio de dos mil siete visité Pizarra para conocer las inquietudes, preocupaciones y proyectos de los jóvenes que habían alcanzado la proeza de que la del PSOE fuese por primera vez la candidatura con más concejales electos en este municipio del Valle del Guadalhorce. Hasta las de dos mil siete, se daba la circunstancia de que, habiendo ganado con holgura en todas las generales y autonómicas, los socialistas nunca habían conocido el triunfo en las elecciones locales. En esta misma circunstancia estaban Alfarnate y Cartajima donde, al igual que en Pizarra, los resultados electorales fueron favorables al PSOE por primera vez desde mil novecientos setenta y nueve.

En la puerta de la Biblioteca Pública posé con los seis concejales socialistas y con el que había sido candidato por el Partido Andalucista, que pasó a formar parte del gobierno tras alcanzar un acuerdo con la candidatura ganadora. De los seis concejales socialistas, sólo Isabel Lara no lo es en estos momentos pues después de años de representación del PSOE en Pizarra, en condiciones numantinas a veces, no fue candidata el pasado mes de mayo. Sigue como Alcalde, gobernando en minoría, Francisco Vargas, a quien cabe el honor de ser el primer alcalde socialista de Pizarra.

Cumplí las obligaciones del sábado seis de julio de dos mil ocho bien entrada ya la madrugada del domingo siete, después de entregar a Isabel María Rico el primer premio del Concurso de Cante de la Peña “Rincón del Cante”, de Las Castañetas. Al recinto de Campanillas en el que se había celebrado la prueba final llegué procedente de Cartaojal, donde había asistido a la X edición de la Noche Flamenca que con tanto compromiso organiza cada año la Peña “Paco de Antequera”.

Y antes de tomar el camino de la mencionada localidad antequerana tuve la satisfacción de asistir en Periana a la XIII edición del Festival Provincial Itinerante de Verdiales. Tengo un especial apego a este Festival y no sólo por mi vinculación familiar y afectiva con la más malagueña de las manifestaciones populares, sino porque el mismo se celebra como consecuencia de una moción que en 1996, siendo diputado en la oposición, presenté al Pleno de la Diputación de Málaga. En la edición celebrada en la villa axárquica se homenajeó, con el más absoluto de los merecimientos, al impulsor de la recuperación de la tradición verdialera en Periana, Antonio Díaz. Junto al Alcalde del municipio, le hice entrega de un recuerdo del reconocimiento que se le brindaba por sus méritos fiesteros y personales.

Hoy hace dos años que recibí en el despacho de la Presidencia de la Diputación la visita de alguien al que en pareja estima tengo como persona y como artista. Siempre he tenido una relación muy cordial con Evaristo Guerra, y estoy convencido de que en la base de ella está el hecho de que los dos abrimos los ojos a la misma luz axárquica. La diferencia está en que mientras los míos sólo me permiten contemplar con gozo la mejor tierra del mundo, los suyos han servido a sus manos para elevar a categoría de arte la sencillez colorista de un paisaje único. Esa difusión que de la luz y el color axárquicos ha llevado por el mundo era argumento más que suficiente para que en dos mil siete le fuese concedida la Medalla de Oro de la Provincia de Málaga.