domingo, 14 de agosto de 2011

Memorias de Verano - XLV

En el otoño de dos mil tres asistí, en Mijas y Antequera, a dos de los actos que se organizaron con motivo de la inauguración, el veintisiete de Octubre, del Museo Picasso Málaga, una de las más importantes actuaciones culturales de entre las llevadas a cabo en nuestra provincia en toda la era moderna. Como casi nada de lo que en nuestra tierra tiene lugar escapa a la polémica, también la hubo con el referido museo, mostrándose una vez más la dificultad de siempre para que la representación institucional malagueña se ponga de acuerdo y trabaje en la misma dirección cuando de alcanzar logros colectivos se trata. Afortunadamente, la importancia del objeto de las diferencias superó con creces la ridiculez de éstas y Málaga dispone de un espacio, para el disfrute de los interesados en la obra de Picasso y de las artes plásticas en general, convertido en testigo de la naturaleza malagueña de uno de los grandes genios del siglo XX. Como decía al principio, la Junta de Andalucía programó actos en todas nuestras comarcas, con la intención de dar a conocer el Museo y convencer a la ciudadanía de la trascendencia de la actuación. En el celebrado en la Colegiata de Santa María la Mayor, de Antequera, tuvo Carmen Calvo, entonces Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, una magnífica intervención, obsequiando a los asistentes con una de las piezas oratorias más interesantes que he escuchado, por el contenido, por la manera de expresarlo y porque habló, sin llevar nada escrito, durante cuarenta minutos, a pesar de lo cual ni una sola vez titubeó.

El catorce de agosto de dos mil seis, ya como Ministra de Cultura, Carmen Calvo giró visita a la Feria de Málaga. Antes de terminar la jornada, presenciando una de las corridas de toros en La Malagueta desde el burladero de la Diputación, atendió a los medios de comunicación y paseó por la Feria del Centro. En una de las casetas ejerció de circunstancial “alcadesa de panda de verdiales”, dirigiendo a la de Santopita. He de reconocer que para no perder ritmo y compás con la guitarra estuve más atento al violín de Pepito Molina que a la vara de la Ministra.

Mañana celebra Cómpeta la Noche del Vino. Hoy hace tres años que pregone la trigésima tercera edición de una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía y de Singularidad Turística de la Provincia de Málaga. Han sido más de tres decenas de pregones de motivos diversos los que tuve ocasión de ofrecer en otros tantos lugares de nuestra provincia, entre ellos los dedicados a glosar las tres fiestas singulares no religiosas más antiguas de nuestra provincia que son, además de la del Vino competeño, la del Ajoblanco de Almáchar y la de las Migas de Torrox.

Aquella noche agosteña, en la Plaza Almijara, inicié la intervención con estas palabras: “Si bebes de este vino, serás dueño de tu tiempo y tendrás el poder”. El consejo del sabio de la antigüedad resume el concepto que del poder han tenido desde siempre los hombres ocupados en conocerse a sí mismos más que en dominar a los demás, empleados en la noble tarea de la contemplación reflexiva de la vida más que en el belicoso enfrentamiento con sus semejantes. Y en esta tierra alta de la Axarquía, en la que ya de por sí el paso a ritmo lento de los días es el espacio sereno en el que la vida se remansa, el alma líquida de la uva madura, sosegadamente administrado, provoca el abigarramiento de los sentidos, amarra el placer a la vida, produce la paz de la razón y da a quien lo bebe el dominio de su tiempo; es decir, el poder” Y así me despedí: “No encuentro mejor manera de acabar este pregón que brindando con ustedes por la fiesta y por la vida. Por la viña y por los viñeros. Por la uva, por la pasa y por el vino. Por el presente y por lo que ha de venir. Por la ilusión de lo alcanzado y por la esperanza de lo pretendido. Por Cómpeta y por su gente, la de nacimiento y la de elección. Por quienes nos visitan. Por quienes nos quieren. Y puesto que todo lo dicho, dicho queda: Levanto / mi copa al sol de la noche / y bebo el vino sagrado / que hermana los corazones (Nicanor Parra)”

Quien haya tenido la paciencia de leer toda esta larga serie de recuerdos veraniegos, habrá observado que con muchos de los alcaldes y concejales de los pueblos de nuestra provincia tuve una relación en la que los aspectos afectivo e institucional se realimentaban, contribuyendo a la intensidad y a la fortaleza de ambos. En el caso de Campillos, esa sintonía no se produce sólo con el alcalde y concejales del momento, sino que alcanza a muchos de los compañeros a los que desde hace años conozco por su implicación en una actividad militante que debería ser tomada como ejemplo por socialistas de otros lugares y que siempre me sirvió de referencia y estímulo para la práctica política. Ayer fui a la feria de Campillos aunque, para ser exacto, lo que hice fue visitar la caseta del PSOE, más del PSOE una vez se ha retomado la costumbre de que sean los propios afiliados quienes atiendan el servicio y el cuidado de la misma. En los últimos cinco años, cuando he compartido la feria campillera con los compañeros, ha sido inevitable el recuerdo del coraje que sacaron a relucir cuando después de las elecciones de dos mil tres una alianza entre el Partido Popular e Izquierda Unida les arrebató, nos arrebató, la Alcaldía, a pesar de ser el PSOE la formación con más apoyo en urnas. Allí mismo, en la caseta de feria, presentamos algún que otro número de La Lupa, que se utilizaba como pretexto para llevar a cabo un acto político de reafirmación del compromiso con el socialismo y con Campillos.

El catorce de agosto de dos mil nueve fue una más de las ocasiones en las que no quise perder la oportunidad de compartir con los compañeros la feria de día, teniendo en cuenta que han sido también varias las veces que les visité la primera de las noches feriales, en la que siempre programan un festival flamenco que se ha convertido en uno de los de más prestigio y más antiguos de la provincia. Aquel mediodía de hace dos años, con Jesús, Andrés y Rosa, además de con varios miembros de la dirección provincial del PSOE, iniciamos la fiesta paseando por el Parque José María Hinojosa.