Siendo Alcalde de Ardales acordé con el de Blanes la celebración de un intercambio anual por el que, de manera alternativa, escolares de una localidad se trasladaban a la otra a fin de convivir durante una semana con alumnos de su mismo nivel educativo. Aunque se pueden contar por cientos los niños descendientes de ardaleños que desde hace décadas fueron emigrando a la hermosa puerta de la Costa Brava gerundense, establecimos que los participantes en el intercambio escolar no se extraerían de ese colectivo sino que habrían de ser los matriculados en el curso que en cada ocasión fuese elegido. Intentábamos con ello que la actividad no sólo se limitase a que jóvenes ya nacidos en Cataluña conocieran la tierra de sus mayores, con lo de incursión en la nostalgia puede significar tal pretensión, sino que favoreciera los valores democráticos de conocimiento y respeto de los demás, tolerancia y convivencia pacífica. En alguna ocasión se ha dado el caso de que entre los escolares desplazados de Cataluña no había un solo descendiente de nacidos en Ardales.
Interpreten mis palabras anteriores sólo como el deseo de organizar una actividad primando determinados criterios y en absoluto como descalificación de las que se basan en otros distintos, pero igualmente válidos, tales como el conocimiento del lugar de nacimiento y la identificación con elementos de la cultura de los ascendientes, que era el fin que movía a la asociación Ciudadanos Andaluces Sin Fronteras, organizadora del viaje que por diferentes lugares de nuestra Comunidad Autónoma venían realizando los escolares que visitaron la Diputación de Málaga la mañana del treinta de julio de dos mil cinco.
La aplicación del principio de subsidiariedad debería dar como resultado que cuando una instancia de la administración pública viene imposibilitada de ejercer alguna de sus competencias, la de rango superior asume la responsabilidad de la misma. Con la administración local sucede casi siempre lo contrario: como la cercanía al ciudadano dificulta alegar conflicto de competencias a la hora de prestar un servicio, sus gobiernos acaban asumiendo las que no les son propias. Éste es un elemento, y no el menos importante, de la situación de asfixia de las haciendas locales de la que hablaba en el capítulo de ayer de estas memorias. Las diputaciones no son hoy la administración competente en materia de asistencia a los mayores, aunque todavía mantienen algunos de los servicios que justificaron su creación en el siglo XIX como instancia pública de beneficencia. Siempre he defendido que, hasta en tanto no se acuerde una regulación de los ámbitos de actuación de cada administración y se dote a cada una de ellas de los recursos necesarios, tan importante como la legal es la competencia moral que obliga a una institución pública a atender las necesidades donde quiera que se adviertan. Porque si en la vida civil la negación de auxilio es un delito, ¿cómo se tipificaría la actuación de una administración pública que volviera la espalda ante una situación de urgencia social?
Por eso mismo a ningún gobierno de la Diputación de Málaga se le ha pasado por la cabeza proceder al cierre de las tres residencias de mayores que viene manteniendo en Colmenar, Archidona y Antequera, a pesar de que hasta el momento la institución provincial asume la totalidad del gasto generado por la prestación del servicio, a excepción de un pequeño porcentaje de la pensión que aportan los beneficiarios. Hace hoy tres años que les visité, correspondiendo la fotografía al momento en el que mantengo conversación con los de La Vega, en la última de las tres localidades antes mencionadas.
Hoy hace un año que visité Campillos y, como en todas las ocasiones que lo hice, pude observar la progresión de un municipio adelantado en la disposición de equipamientos de todo tipo y la entrega de su equipo de gobierno al mejor servicio a sus paisanos. Acompañado de su Alcalde, comprobé el buen ritmo de las obras de construcción de la piscina cubierta, cuya primera piedra habíamos puesto nueve meses antes. Inauguramos ese mismo día el Parque de Bomberos, veintiún meses después de que presentáramos el proyecto. Puede parecer reiterativa la mención en estas apresuradas memorias de actuaciones referidas a Parque de Bomberos, pero como a quien las escribe no le pesa hacerlo, una vez más recuerdo que durante el tiempo en el que fui Presidente de la Diputación de Málaga se inauguraron los parques de Bomberos de Vélez-Málaga, Ronda, Periana, Manilva, Benahavís, Campillos y Alhaurín de la Torre, se construyeron los de Coín y Archidona y quedó en obras el de Colmenar. Por si ayuda a que no piensen algunos que el mundo empieza desde el momento mismo en el que ellos se dan cuenta de que existe.
Aquel caluroso treinta de julio de dos mil diez también inauguramos el parque habilitado en la zona de equipamiento del Polígono Industrial “Las Eras”, una más de las actuaciones llevadas a cabo por el gobierno presidido por Jesús Galeote para adecentar y hacer atractiva la entrada a la localidad desde la carretera Jerez-Cartagena. En la fotografía se puede observar la presencia de casi todos los concejales del equipo de gobierno: Antonio, Isabel, Rosa, Mari Carmen, Andrés…