Hoy ha cerrado el Málaga CF la adquisición de Santi Cazorla, internacional absoluto con España, culminando una larga serie de fichajes de jugadores, de primer nivel la mayoría de ellos, lo que convierte al equipo representativo de nuestra provincia en el segundo de España y el cuarto de la Unión Europea que más desembolso económico ha hecho en el “mercado de verano”. Nunca antes como ahora se había advertido en los malaguistas la ilusión que les presta tener al alcance de la mano el sueño de ver desenvolverse con éxito en la alta competición a un equipo cuyos logros deportivos han estado siempre muy por debajo de la entrega de su afición. Quienes desde hace décadas seguimos a nuestro equipo, llámese CD Málaga o Málaga CF, hemos vivido frustraciones sin límites, de las cuales la más importante fue la desaparición del primero. Pero aunque el nombre de aquel equipo no figure en el cuadro de honor de las competiciones españolas y europeas, no habrá quien borre de nuestro particular devocionario los nombres de unos jugadores que fueron justificando con su calidad la lealtad de miles de malagueños a unos colores, sin que los resultados hayan podido quebrantarla.
Algunos de ellos, constituidos en Asociación de Exjugadores del CD Málaga, aún siguen mostrando sus buenas maneras por los campos de nuestra provincia, con lo que además de ser un ejemplo de entrega al deporte permiten a los mayores contar a sus nietos las anécdotas que tienen que ver con algunos de los que escribieron las mejores páginas del fútbol en Málaga. Aunque ya no juegan, ocupan un destacadísimo lugar en la épica futbolística malacitana Antonio Benítez y Abdallach Ben Barek, que en presencia de Miguel Hilillo, directivo que fue del CD Málaga, me entregaron la insignia de oro de sus veteranos el veintisiete de julio de dos mil cinco.
De las visitas a alcaldes elegidos por primera vez tras los comicios de dos mil siete, pocas fueron las realizadas a la Axarquía, puesto que en esta comarca de la zona oriental de Málaga fueron pocos los cambios en los gobiernos municipales como consecuencia de los resultados electorales. Giré la primera a Iznate, localidad en la que la voluntad de sus habitantes había propiciado que un Alcalde del PSOE sustituyese a otro del Partido Popular. Recuerdo que paseando por sus calles, pregunté al reciente Alcalde si era muy amplia la población extranjera censada en el pueblo. Me respondió Gregorio que no, que apenas unos noventa. Estaba refiriéndose al 10 % de la población total del municipio. La realidad en muchas de las pequeñas localidades de la Axarquía es esa, que los residentes de diferentes nacionalidades alcanzan un muy significativo porcentaje sobre el total de vecinos, dando lugar a una revolución pacífica que está introduciendo nuevas formas de relaciones en sociedades muy tradicionales y hasta hace poco muy celosas de su idiosincrasia.
Desde hace años, la Diputación de Málaga viene colaborando con los municipios de la provincia en la impartición de cursos de natación durante los meses de verano. Hasta no hace mucho era frecuente que se contemplase en la colaboración el desplazamiento de los cursillistas a una localidad con piscina si en la de ellos no la había. Por suerte, cada vez es menor esa incidencia. Tal día como hoy de hace cuatro años compartimos fotografía con la monitora y los niños que aprendían a nadar, o ampliaban conocimientos y habilidades, en la flamante piscina del lugar.
Los Planes de Dinamización Turística son instrumentos de puesta en valor del potencial que para la actividad posee una determinada zona del territorio, adecuando espacios públicos, habilitando puntos de información e interpretación y favoreciendo una imagen identificativa por encima de lo puramente local. Son programas que se financian a partes iguales por las administraciones estatal, autonómica y local. Málaga es la única provincia de España que ha sido beneficiada por cinco de estos planes y la única en la que la Diputación asume la totalidad de la aportación económica correspondiente a la administración local. Lo decidimos en su día porque con ello posibilitábamos que no quedasen fuera de las actuaciones proyectadas los municipios con pocos habitantes y escasos recursos. De no haber sido así, es seguro que el Plan correspondiente a la Serranía de Ronda no se habría podido ejecutar, puesto que la mayor parte de las localidades acogidas al mismo están muy por debajo de los mil habitantes. Es el caso de Serrato, Entidad Local Autónoma de algo más de quinientos habitantes.
Durante el período de sequía de mil novecientos noventa y cinco fue noticia de primera página durante varios días la reacción de los vecinos de Serrato ante el proyectado trasvase desde el acuífero de Cañamero al embalse del Conde de Guadalhorce. Los serrateños temían que la sobreexplotación del recurso acabara privándoles del que desde siempre ha sido el más preciado de sus bienes: agua abundante y de calidad. Aquel peligro se superó con éxito y Cañamero sigue abasteciendo al río Guadalteba y fertilizando su ribera. Con fondos del Plan de Dinamización Turística de la Serranía, los responsables locales han habilitado un espacio cuyo principal atractivo es el caño de agua fresca del simbólico manantial, ante el que posamos hoy hace un año con el Alcalde, Francisco López, y María Alcalá, vocal de la Junta Vecinal.