Convocados por la Diputación de Málaga, el veintiuno de julio de dos mil cinco se reunieron en un hotel de Málaga los representantes en la provincia del Gobierno y de la Junta de Andalucía, diputados provinciales, alcaldes y concejales, dirigentes de entidades culturales, profesionales y ciudadanas, empresarios y directivos de entidades financieras. Nunca antes, en nuestra provincia, un tan representativo grupo de la sociedad malagueña había acudido a la llamada del flamenco. Lo consiguió una institución pública ocupada en el empeño de que el flamenco tuviese en Málaga la consideración que “por naturaleza, por espíritu y por sentimiento” le corresponde.
En el camino se quedaron ilusiones revocadas, proyectos que no pasaron de serlo, deseos que no fructificaron, intenciones fallidas, gestos hirientes, dañinas improvisaciones… A pesar de ello, que quienes mantienen relación de cualquier tipo con el flamenco tengan en cuenta los errores y cuantos cargos puedan aportar quienes pretendan erigirse en “abogados del diablo” y juzguen si mereció la pena el esfuerzo de la Diputación en la defensa, promoción y divulgación del arte flamenco y en la dignificación de la práctica profesional.
Uno de los elementos que mejor deja ver el avance de nuestros pueblos hacia la modernidad es el importante inventario de instalaciones deportivas de las que disfrutan la totalidad de ciudadanos de nuestra provincia, sin que el lugar de residencia suponga menores oportunidades en aspecto tan relevante para la calidad de vida. Muchos de nuestros pueblos, con un período de transición de apenas unos años, han pasado del provisional campo de fútbol en el cauce seco de un arroyo a terrenos de juego de césped artificial de última generación, amplios vestuarios, iluminación para la práctica nocturna y cuantas instalaciones requieren la comodidad tanto de los deportistas como de los espectadores que hacen uso del recinto.
Desde hace años, algunos pueblos venían incluyendo la sustitución de la tierra por el césped artificial en los campos de fútbol municipales, pero fue a partir del convenio firmado entre la Junta de Andalucía y la Diputación, por el que ésta se comprometía a aportar un porcentaje de la cantidad requerida al Ayuntamiento por la administración autonómica, cuando se generalizó una actuación que ha dado como consecuencia que varias decenas de localidades de nuestra provincia hayan modernizado sus campos de fútbol, como sucedió con el de Villanueva del Trabuco, que inauguramos tal día como hoy de dos mil siete.
Hoy hace un año que con Cristóbal Guerrero, Diputado de Fomento Local y Red Viaria, presentamos a los medios de comunicación el Plan de Reparación de los daños causados en las carreteras de la red provincial por los temporales del otoño-invierno anterior. Se trataba del Plan de actuación en carreteras con un importe económico mayor de todos cuantos hasta aquel momento había puesto en marcha la Diputación de Málaga: veinticinco millones de euros. No se limitaba a la restitución de los daños causados en algunos tramos de la red viaria, puesto que se incorporaban al Plan actuaciones de prevención, lo que justificaba la actuación de mejora en tramos que no habían sufrido daños pero para los que se contemplaba el reforzamiento de taludes con escolleras, la ampliación del ancho de calzada, la eliminación de curvas, la adopción de medidas de seguridad…
En junio de dos mil diez comunicó el Ministerio de Política Territorial que concedía una subvención de once millones de euros para atender el cuarenta y tres por ciento del Plan de reparación que les presentamos. En apenas un mes, con un presupuesto ya comprometido y en parte gastado, habilitamos una partida de catorce millones de euros para completar el presupuesto total del Plan, dando muestras de que la mejora de la red viaria era una prioridad para el equipo de gobierno. Un mes después se licitaron la totalidad de actuaciones previstas y antes de terminar el año se estaban realizando obras en la mayor parte de carreteras de la red provincial. Todavía están en ejecución muchas de ellas.