A las doce horas en punto del día 23 de junio de 2011, cuando me dirigía con algunos de mis compañeros al Salón de Plenos en el que segundos más tarde tendría lugar la solemne sesión de constitución de la Corporación Provincial para el período 2011-2015, descolgué de la pared un cuadro que desde hace años coloco siempre junto a la puerta de salida de los lugares en los que trabajo. Se trata de una lámina enmarcada en la que aparecen un retrato de León Felipe y algunos versos de su “Romero solo”:
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos,
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos…
Con ese gesto ponía punto final a un período de veinticuatro años entregado a una actividad que siempre entendí eventual. Ha sido un cuarenta y dos por ciento de mi edad biológica y bastante más si de vida consciente hablamos.
Procurando desde hace tiempo tenerle como ejemplo y guía, al menos en algo me he asemejado, en esta larga etapa de mi vida, a lo que Pablo Iglesias defendía con orgullo de la suya: todas las responsabilidades que he tenido el honor de asumir han sido consecuencia de la voluntad democrática de mis correligionarios. Como nada he debido al dedo caprichoso de alguien, no he tenido la necesidad de morder la mano para reivindicarme.
En seis ocasiones encabecé la candidatura del Partido Socialista Obrero Español para las elecciones locales en Ardales y en las seis resultó ganadora, en cuatro de ellas por mayoría absoluta. En 1995 fui elegido diputado provincial en el Juzgado de Antequera, por votación de los concejales electos por el PSOE en el Partido Judicial. En 1999, los también concejales electos, reunidos en la Casa del Pueblo de Antequera, decidieron votar tan sólo para elegir a uno de los dos diputados de la Comarca, procediendo a proponerme por aclamación. En 2003 y 2007, con voto secreto en urna, fui elegido candidato a presidir la Diputación de Málaga por el 94 % de los miembros del Comité Provincial del PSOE.
En la solemne sesión de la que hablaba al principio, los portavoces de los tres grupos políticos con representación en la Corporación Provincial y el recién elegido Presidente de la misma coincidieron en algo a la hora de referirse al deseo de prestar el mejor servicio a los municipios de la provincia: la necesidad de mantener vigente en toda su amplitud el Programa de Concertación. No valoro tal unanimidad como una victoria a la manera de las que hicieron famoso al Cid Campeador, porque si de alguien es el triunfo es de los pueblos de nuestra Málaga y todos ellos, por fortuna, están más vivos que nunca.
Gracias a quienes me honraron con la firmeza de su lealtad. A quienes decepcioné, ruego tengan conmigo la misma generosidad con la que intento juzgar a quienes defraudaron la confianza que les entregué.