martes, 10 de enero de 2012

Generosidad y paso atrás

En el momento presente, la militancia en el PSOE se ha convertido en terreno abonado para la desilusión, con clara tendencia a la depresión, por lo que la respuesta lógica de quienes a caer en ella nos resistimos no debería ser otra distinta a la que suponga armarnos de coraje, mandar a paseo la melancolía y poner firmes las convicciones que en su día avalaron la toma de partido por el que a pesar de la debilidad presente guarda el patrimonio de haber sido el que más ha aportado para situar a España en el camino de la modernidad, del progreso y del bienestar. Pero la facilidad con la que se llega a determinar el que a nivel individual se puede entender como el más adecuado remedio se torna dificultad a la hora de su aplicación, por causa del pesimismo al que lleva la evidente contradicción existente entre lo que piensa la mayor parte de los afiliados de base y lo que están dispuestos a permitir quienes forman parte de la cúpula dirigente.

Porque sólo quienes pretenden salvaguardar su posición de privilegio en el ámbito de las responsabilidades orgánicas, que son en la mayor parte de los casos el salvoconducto para garantizar la continuidad de las que ya se tienen o la oportunidad para acceder a las de carácter institucional, piensan que es posible devolver el vigor y la credibilidad al PSOE sin acometer una renovación de amplio alcance que no deje duda alguna sobre la voluntad de acompasar el ritmo a la exigencia de los nuevos tiempos, desterrando los vicios adquiridos y emprendiendo un lento pero seguro camino que nos lleve a recuperar el espacio en el que ganamos respeto y apoyos mientras lo supimos compartir con la gente y con sus problemas y aspiraciones. Para eso hacen falta mensaje nuevo, discurso nuevo, estrategia nueva. Y caras nuevas.

En las Elecciones Generales del pasado 20 de Noviembre, el PSOE perdió cuatro millones y medio de votos y un tercio de los diputados que hasta entonces tenía en el Congreso. El castigo electoral era respuesta clara y contundente a una acción de gobierno que la mayoría de los ciudadanos no entendía, porque no se le había explicado o porque no la compartía. A la casi totalidad de votantes del pasado 20 de Noviembre le traía sin cuidado que el PSOE eligiera a sus candidatos por primarias, por listas abiertas o por el habitual procedimiento estatutario; le importaba bien poco la frecuencia con la que los órganos de gobierno del partido se reúnen y los asuntos que en ellos se tratan; no se la había pasado por la cabeza cambiar su voto como manera de mostrar su desacuerdo por el funcionamiento intramuros de la formación socialista. Bien es verdad que todas estas circunstancias tienen que ver con la salud interna y la percepción que la ciudadanía tiene del PSOE, pero el 20-N no estaban en el terreno de juego.

En las últimas Elecciones Generales se ha evaluado a un gobierno y el pronunciamiento de los ciudadanos ha sido tan concluyente que parece lógico pensar que no son los miembros de aquél los más adecuados para llevar a cabo la labor de recuperación que el Partido necesita. Cierto que el ejercicio de la cosa pública ensimisma y dificulta, por tanto, la capacidad de análisis necesaria para determinar cuando procede dar un prudente paso atrás, pero cuando una formación política se enfrenta a una perturbación de la dimensión de la que ahora mismo afecta al PSOE, quienes hemos protagonizado largos períodos tanto de dirección orgánica como de representación institucional deberíamos ser conscientes de que a todos nos alcanza la responsabilidad de lo sucedido y evitar mirar para otro lado, escurrir el bulto y esconder la cabeza bajo el ala, confiados en que pasará la tempestad y nosotros seguiremos flotando. Ese es el sentir generalizado que cualquiera que quiera escuchar percibe de la militancia y de esa parte de la ciudadanía que ha castigado con su voto la que ha entendido errónea gestión de una coyuntura, pero que no tiene dudas de que nos devolverá la confianza apenas nos hagamos merecedores de ella.

Que nadie se sienta imprescindible. La existencia del PSOE no está condicionada a la permanencia en los cargos de quienes ahora los ocupan, por más alta consideración que éstos tengan de sí mismos. Por si de algo les sirve la experiencia de quien actuó conforme a lo que reclama, les animo a volver a sus profesiones, a comprobar que hay vida más allá del ejercicio activo de la política, a retomar la sensibilidad con la calle que tan necesaria es para que el proclamarse socialista no se convierta en algo gaseoso. Les animo a caer en la cuenta de que es ahora el Partido que tanto les ha dado el que precisa de la generosidad de sus militantes. Les animo a mirar al PSOE antes de que se lastimen el cuello mirando su culo.

martes, 3 de enero de 2012

Síndrome de Bart Simpson: "Yo no he sido"

Han bastado apenas unos días para que se manifieste en toda su dimensión la volatilidad de la firmeza de algunos electores. Son tantos los que ahora no conceden valor alguno al aforismo de “a lo hecho, pecho” que dan ganas de, como Diógenes, coger una linterna y salir a la calle a buscar…

algún trabajador de entre los que pensaban que un gobierno “como dios manda” iba a derogar la norma que retrasa a los sesenta y siete años la edad de jubilación…

algún pensionista de entre los que esperaban ganar poder adquisitivo con un gobierno del Partido Popular…

algún ciudadano de entre los que vienen obligados a hacer declaración de IRPF y creyeron al Partido Popular cuando prometía que no iba a subir los impuestos…

algún propietario de vivienda de entre los que pensaban que, conforme a lo manifestado por el Partido Popular, el impuesto sobre bienes inmuebles se congelaría o se revalorizaría a la baja…

algún ahorrador de entre los doce millones de españoles que declaran poseer una cantidad inferior a 6.000 €, que pensaban que un gobierno del PP les premiaría el esfuerzo y ven estupefactos que deberán pagar por él una media de 30 € anuales…

algún ciudadano de entre los millones de españoles que creyeron al PP cuando afirmaba que desde el gobierno no inyectaría dinero a los bancos y han visto como el primer Consejo de Ministros presidido por Rajoy ha aprobado avalar a la banca con cien mil millones de Euros…

alguna de las miles de mujeres que perciben el Salario Mínimo Interprofesional que no imaginaron la insensibilidad de un gobierno al que no le tiembla el pulso a la hora de aplicar restricciones a los más débiles y congela el sueldo a quienes por una jornada completa de trabajo ganan 641 € al mes…

algún miembro de las miles de familias que tienen en su seno una persona dependiente, que están a la espera de que a la misma le alcance los beneficios contemplados en la Ley correspondiente y que observan con preocupación la decisión del gobierno de aplicar una moratoria en la incorporación de nuevos beneficiarios…

alguno de los muchos científicos que trabajan en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas que confiaron en las propuestas electorales del PP y que tienen el temor de quedar en paro ante el recorte de 600 millones de euros que a la I+D aplicará el gobierno…

algún funcionario de entre los cientos de miles que estaban seguros de que la derecha les reconocería en lo profesional y en lo económico y caen en la cuenta de que deberán trabajar más por menos gracias a quienes gobiernan ahora…

alguno de los cientos de miles de trabajadores interinos de la administración pública que esperaban al PP como agua de mayo para alcanzar la estabilidad y se desencantan viendo que el aumento del horario laboral de los funcionarios les manda a ellos a la calle…

algún joven de entre los más de trescientos mil perceptores de la Renta de Emancipación, que pensaron que el PP respetaría la ayuda al alquiler que les facilitaba emprender un modo de vida independiente …

algún ciudadano de entre los miles que en los días previos al 20-N decían casi con violencia que era imprescindible echar a los socialistas del gobierno para que llegase uno del PP que, conforme a la promesa del candidato a presidirlo, nos traería la felicidaddddddd…

… para convencernos de que sí hubo quien votara al PP en las pasadas Elecciones Generales, que el triunfo no se debió al milagro de la multiplicación en urna de las papeletas y que Rajoy es Presidente del Gobierno de España gracias al pronunciamiento de millones de españoles que, desde el minuto uno, empiezan a sentir en carne propia el precio de su decisión.

Aunque esto último será difícil de demostrar, casi imposible, porque a la vista de lo que vemos estos días, Don Mariano es un espejismo, algo inexistente, gaseoso, fantasmal. Un espectro escondido tras el parapeto de la cobardía que le impide hablar a los españoles llamando “al pan, pan y al vino, vino”.


viernes, 30 de diciembre de 2011

Salud y trabajo para todos…

… en 2012 y siempre, porque va tan unida la una con el otro que no tienen plenitud por separado. Para nadie. Ni rentistas ni paniaguados, que son tenidos como paradigma de la vida cómoda por quienes entienden que no hacer nada conduce a la felicidad, gozan de la primera, porque les falta lo que es imprescindible para que la persona tenga al completo sus potencias y no se asemeje a quien se mantiene con respiración asistida: ganar el sustento con el esfuerzo propio.

La vida, por fortuna, me ha ofrecido muchos motivos de satisfacción. No tengo dudas de que uno de los más importantes es el de no haber estado nunca en la situación de necesitar trabajar, querer hacerlo y no tener la oportunidad. Acabé los estudios de Magisterio en Junio de 1976. En enero del año siguiente me incorporé al entonces obligatorio servicio militar y cinco días después de licenciarme del mismo, tras prestar diecisiete meses y diez días a una causa que siempre sentí como ajena, aprobé el primero de los tres ejercicios de los que constaba la oposición al Cuerpo de Profesorado de Educación General Básica, que de manera tan rimbombante era como entonces se nominaba al colectivo de los Maestros de Escuela. Como idéntica suerte a la del primero me acompañó en los otros dos, al inicio del curso 1978-1979 me incorporé al primer destino como maestro en la escuela de La Cimada, junto al núcleo urbano de Arriate pero perteneciente al municipio de Ronda. Desde entonces, acumulo once trienios de servicios y de cotización a la Seguridad Social. Ni un día de esos treinta y tres años, y es mi deseo ferviente que “siga la racha”, he estado en situación de baja laboral.

La experiencia personal, que me hace ser plenamente consciente de lo fundamental que es para la persona gozar la situación que permite atender las necesidades propias y las de aquéllos a los que uno se obliga, es la que me ha inspirado siempre una especial sensibilidad con quienes, queriendo hacerlo y estando preparados y dispuestos para ello, no encuentran la oportunidad de trabajar. Siempre lo he interpretado como una tragedia personal, primero, familiar, después, y social, siempre.

El año 2004, cuando la situación con relación al empleo no era comparable con la del momento presente, escribí y publiqué el libro “De frente la mirada”, en el que incluí un soneto dedicado a quienes se encuentran en situación de paro. Cuando es el momento de manifestar a quienes nos importan que se cumplan sus aspiraciones para el próximo año, no encuentro mejor intención que la de desear a todos los que viven “mirando al cielo” que el año próximo remedie esa situación angustiosa y les ofrezca la posibilidad de volver al trabajo y a la salud. Lo hago con el soneto antes mencionado, con la ilusión de que los números referidos al desempleo sean tan distintos de los actuales cuando el año 2012 se aproxime a su fin que me obligue a cambiar el último terceto para que el verso décimo cuarto anuncie la dicha de quienes en el año que ya casi comienza encuentren trabajo:

Cumplió su juventud a codo hincado
entre historia, fonemas y ecuaciones
y al tiempo de atender obligaciones
no le sirvió de nada lo estudiado.

De su casa el cimiento, bien armado,
firme cobijo dio a sus ilusiones
pero no resistieron sus bastiones
el día que le vieron derrotado.

En este aniversario sin detalles,
notando en ella tibia la sonrisa,
su pecho atravesó certero tajo.

Roto el timón naufraga por las calles
y a la gloria que vaya va sin prisa
porque hace un año ya perdió el trabajo.

lunes, 28 de noviembre de 2011

De lo nuevo y de lo viejo

Dos días después de que los malagueños aprovecharan las Elecciones Generales para reiterar en urna el distanciamiento con el Partido Socialista Obrero Español, los dirigentes de éste en la provincia, en vez de al Comité Provincial, convocaron a los secretarios generales de las agrupaciones locales, que no es órgano estatutario y no tiene capacidad ejecutiva alguna, pero que es predecible en sus respuestas y más fácil de controlar, por tanto, que aquél, plural en razón de las diversas vías por las que a él acceden sus integrantes.

Me cuentan que no pasarán a formar parte del inventario de muestras de sentido común muchas de las intervenciones de los asistentes y que otras, desde el mismo momento en el que las dieron a conocer sus deponentes, pasaron a ser tomadas como ejemplo de lo fuera de lugar que resulta la adulación cuando lo que se precisa es reflexión y coraje. Me dicen que un secretario general, comprometido y noble, que son valores que le avalan para opinar en cualquier foro, y militante, por lo que tiene en el Partido el ámbito natural para hacerlo, manifestó su convencimiento de que ahora toca lo nuevo porque a lo antiguo ya se le pasó el momento. No son las anteriores palabras idénticas a las por el joven compañero pronunciadas pero recogen el sentido de lo que dijo, según asevera quien me informa.

No pongo en cuestión los méritos del compañero, pero entre ellos no está, por imposibilidad biológica, la experiencia, y esa falta, junto a la de voluntad de suplirla sacando a juego la prudencia, le inspiró un discurso más sectario que integrador, más de complacencia que de inquietud por la situación del Partido en nuestra provincia. El recorrido vital del compañero, corto todavía por fortuna para él, no debería impedirle apreciar la incongruencia de su discurso, en tanto compartimenta lo nuevo y lo antiguo no con base en criterios objetivos sino en razón tan sólo de empatías en el plano personal y de estrategias compartidas en el político. Es decir, que para el compañero son antiguos todos los militantes que están fuera del círculo que él y sus afines han delimitado y nuevos e impolutos quienes del círculo han hecho su reducto. Seguramente entenderá también que son correligionarios sólo los que de trincheras adentro permanecen y que los de fuera no son más que intrusos de mente trasnochada e intenciones perversas. Este joven compañero es uno más de los hoy numerosos transmisores de un mensaje dictado que copiaron sin levantar la cabeza y más pendientes de aprenderlo de memoria, para repetirlo de manera mecánica a instancias de los inspiradores, que de comprender el contenido y lo que el mismo comporta de debilidad en la salud del Partido.

Me preocupa como ciudadano y me duele como militante que compañeros como el protagonista del relato, jóvenes, académicamente formados, con espacio para el desarrollo racional de sus capacidades en el ámbito político, desaprovechen la oportunidad que les ha sido ofrecida y la dilapiden en favor de una práctica de puertas adentro que contradice la que es razón de ser de una formación política. Los años de militancia me han dado para conocer una casuística amplia y diversa y para no sólo discriminar lo nuevo de lo viejo, sino para participar de manera decidida en la construcción de los dos escenarios dentro de la estructura orgánica del PSOE y el correspondiente traslado a la sociedad a través del gobierno de lo público. Creo por ello haber alcanzado el criterio suficiente para determinar lo viejo y lo nuevo y lo expreso sin más pretensión que la de evitar que otros compañeros incurran en algunos de los defectos que lastraron la labor política que he venido desarrollando durante dos décadas y media.

Es un error recurrente pensar que lo nuevo y lo viejo en política es expresión mimética de la edad de los protagonistas. Y es ese un punto de vista muy estrecho para lo que la sociedad espera de nosotros. Pienso que lo nuevo en el PSOE, aquí y ahora, nada tiene que ver con la biología y que sí lo es, por encima de las circunstancias de quienes lo promuevan, la voluntad de oxigenar las estructuras organizativas profundizando en la democracia interna, la capacidad de integrar a toda la militancia ubicando a cada compañero en el lugar adecuado, la intención de valorar el mérito y no la docilidad, la generosidad para atender la aportación de la experiencia de los veteranos y la valentía para ofrecer oportunidades a los jóvenes. La sensibilidad para escuchar el mensaje de los ciudadanos y actuar en consecuencia, el compromiso con las capas de la sociedad más necesitadas de la intervención de los poderes públicos, la corresponsabilidad entre el discurso y la acción política, la decidida intención de tener los ojos, los oídos y los pies en la calle, el ejercicio de la política con razón y con sentimiento, también lo es.

Tengan la edad que tengan sus actores, será la más vieja de las prácticas políticas la que persiga el poder interno a partir de la construcción y dominio de una red clientelar basada en la distribución indiscriminada de favores entre los afiliados, la que evite el debate y minimice hasta casi la nada el papel de los órganos estatutarios, la que persiga a los propios militantes en función del modelo de partido que defiendan, la que utilice la táctica perversa de enfrentar a unos con otros esparciendo la maledicencia, la que ahueque el ala ante las dificultades, la que socialice los fracasos y patrimonialice los éxitos, la que mire siempre para el lado opuesto al de la responsabilidad, la que ignore el papel integrador del diálogo, la monolítica, la que sustituya el respeto y la autoridad por la ofensa y la imposición, la que confunda unidad con uniformidad.

Juzgue el interviniente en la reunión de secretarios generales del martes pasado al que vengo refiriéndome y quienes con él comparten opinión, si la dirección provincial del Partido Socialista Obrero Español de Málaga, en estos momentos, representa lo nuevo o lo viejo en la relación que viene manteniendo tanto con la militancia como con la ciudadanía a la que, sobre todo, nos debemos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Una mentira no se convierte en verdad por más que se repita...

… pero puede inducir al engaño a quienes no conocen la inconsistencia de lo indebidamente afirmado por otros. Así sucede con algunas falacias que propalan dirigentes del PSOE en Málaga, con la despreciable intención de desacreditar a miembros de la organización que no aceptan comulgar con ruedas de molino ni validar métodos y comportamientos que han abierto una brecha cada vez más amplia entre la sociedad y el partido que más respaldo ciudadano ha tenido en esta provincia desde la instauración de la democracia. No se olvide que, incluso teniendo en cuenta el resultado del pasado domingo, el Partido Popular está muy lejos de alcanzar el porcentaje de votos que el PSOE ha tenido en algunas Elecciones Generales en Málaga.

Una de esas mentiras repetidas es la que tiene que ver con la desafección que los críticos tienen respecto a José Antonio Griñán, tanto en su condición de Presidente de la Junta de Andalucía como de Secretario General de la Comisión Ejecutiva del PSOE de Andalucía. La impudicia de la cúpula dirigente del Partido en Málaga le permite culpar a quienes no siguen sus dictados hasta de intentar reproducir las plagas bíblicas, con tal de esconder la falta de argumentos con los que responder a las críticas razonables y fundamentadas de quienes se muestran más preocupados por taponar la sangría que afecta al Partido que por defender, de manera numantina, particulares posiciones de privilegio.

Que denuncien con pruebas los irresponsables dirigentes provinciales del PSOE siquiera una ocasión en la que un militante del socialismo malagueño no adscrito a sus caprichos haya cuestionado el liderazgo de José Antonio Griñán. No podrán hacerlo porque es mentira lo que afirman, con la pueril intención de guarecerse bajo el manto de quien, gozando del respeto de toda la organización, no merece el intento de patrimonializar su figura por una parte de la misma. José Antonio Griñán no es el primo de Zumosol de Heredia y Conejo sino el Secretario General de todos los socialistas andaluces y el Presidente de todos los andaluces.

Si la corriente crítica contra la dirección provincial hubiese tenido en algún momento dudas respecto al papel que juega y ha de jugar el compañero Griñán lo habría evidenciado en el Congreso Provincial Extraordinario que el 6 de marzo de 2010 se celebró en Mijas para elegir a los delegados que, una semana después, participaron en el Congreso Regional Extraordinario que eligió Secretario General del PSOE de Andalucía a quien sigue siéndolo. Ni en Mijas ni en Sevilla hubo la menor oposición a la investidura como líder de los socialistas de quien ya tenía idéntica consideración en el ámbito institucional. De la misma manera que no la ha habido desde entonces, por más que haya quien se empeñe en sembrar la insidia afirmando lo contrario.

Cuando el pasado 14 de Junio se reúne en la Venta Los Caballos, de Álora, un grupo de socialistas preocupados por los adversos resultados de las Elecciones Locales celebradas unas semanas antes pero, sobre todo, por la cuesta abajo por la que de manera irrefrenable se desliza un partido que se comporta con base en una estrategia insensible a lo que exige la ciudadanía, cuando no contrapuesta, el documento que se remite a la Comisión Ejecutiva Provincial manifiesta en su punto primero el “apoyo de los socialistas malagueños a los órganos de dirección autonómico y federal del Partido, reiterando el respeto y la confianza política al Secretario General de los socialistas andaluces y Presidente de la Junta de Andalucía, Pepe Griñán, y al candidato a la Presidencia del Gobierno, compañero Alfredo Pérez Rubalcaba, sin que nos mueva objetivo inmediato de mayor interés que trabajar para que el PSOE gane las próximas Elecciones Autonómicas y Generales”. Que señalen los acusadores a alguien, de entre los opuestos al absolutismo de la cúpula dirigente del PSOE de Málaga, que se haya retractado de la anterior afirmación.

Quienes por servir sus intereses hacen de la mentira el programa básico del gobierno de una organización son, como dirigentes y como personas, insolventes e indignos y están invalidados para la representación política, porque sus mentes retorcidas y sus falsos argumentos son la prueba de un ADN antidemocrático.

martes, 22 de noviembre de 2011

No he de callar

El ocho de mayo del año corriente, tras una comparecencia ante la prensa para presentar la inauguración del Foro del Interior que tendría lugar al día siguiente en Antequera, el Secretario General de la Comisión Ejecutiva Provincial del PSOE me invitó a pasar a su despacho y, con el mismo cinismo que le delata ante cualquiera que sepa leer en los ojos, enfatizó su voluntad de que en las entonces próximas Elecciones Generales fuese yo el número uno de la candidatura al Senado por la provincia. Le contesté de igual manera que, ante sus múltiples ofrecimientos, lo había venido haciendo los dos años anteriores y haciéndole ver, por tanto, que no tenía intención alguna de hablar sobre mi futuro político hasta que, dos semanas después, se hubiesen celebrado las Elecciones Locales.

El veinticinco de mayo de este mismo año, una vez celebradas las Elecciones Locales, ante los micrófonos de la cadena SER, manifesté mi convencimiento de que los desastrosos resultados obtenidos por el Partido tres días antes aconsejaban que la dirección provincial promoviese medidas de fortalecimiento de la organización como primer paso para intentar recuperar el vínculo con la sociedad, roto sin paliativos en razón del comportamiento en urna del electorado. La respuesta de Heredia fue montar en cólera y hacerme llegar, a través de terceras personas, la amenaza de que, si persistía en mi actitud crítica, dejaría sin efecto su ofrecimiento del ocho de mayo. Ignoraba el Secretario General que soy un militante comprometido con el PSOE y que, por tanto, lo que entiendo bueno para mi partido lo tengo en mayor consideración que lo que me pudiera favorecer. Como las actitudes napoleónicas del personaje en cuestión nunca me han atemorizado, procedí a preparar junto a otros compañeros una reunión de militantes preocupados por la deriva de la organización en Málaga, dando por supuesto que el ofrecimiento de encabezar la candidatura al Senado, que ya entonces había quedado claro que me hizo con el reprobable afán de comprar mi silencio, se lo podía meter por donde más placer le procurara.

Diez días después de esa reunión antes mencionada me reincorporaba como maestro en la escuela del pueblo en el que resido. Y en ella sigo, con la firme voluntad, manifestada a quienes más deseo tienen de que así suceda, de ser leal a la intención de no volver a ocupar cargo alguno de representación ni orgánica ni institucional. Pero nada me apartará del compromiso con un Partido al que tanto debo, al que tanto agradezco, al que tanto me une y del que tantos servicios a la sociedad española, en el presente y en el futuro, espero. Por ello, en la única condición de ciudadano de base y de militante de pleno derecho por estar al corriente en las obligaciones con el Partido, no callaré ante lo que advierta como perjudicial para él.

La responsabilidad y la unidad, imprescindibles para la cohesión de un grupo, están siendo manoseadas, tergiversadas y utilizadas como escudo por los dirigentes actuales del PSOE en Málaga. La primera no puede ser entendida como sinónimo de silencio impuesto a los militantes, de complicidad ciega con los postulados de la dirección, de conformidad indolente con la marcha descendente de una organización que pierde apoyo ciudadano a un ritmo insostenible. De la misma manera, cuando no se actúa en la dirección de compactar el Partido, de escuchar la voz de todos, de respetar la experiencia y la entrega de los compañeros, de contar con todos para fortalecer la estrategia de cada momento, la invocación a la unidad no deja de ser un recurso dialéctico, huero e insultante para quienes en el seno de la organización soportan la marginación, cuando no el acoso.

No he de callar ni he de escuchar un solo minuto más las voces de quienes llaman a la responsabilidad y a la unidad porque les da vergüenza llamarnos a la defensa de sus ventajosas posiciones actuales o a la alianza para conquistar las que ambicionan. No he de callar porque estoy convencido de que la más irresponsable actitud en estos momentos es la que nos lleva a esconder la cabeza bajo el ala, a seguir encerrados en nuestro propio mundo, buscando culpas fuera de él, fuera de nosotros mismos, rechazando la mirada crítica, más necesaria ahora que nunca. No podemos seguir en el camino del análisis equivocado, inspirado en la más extrema mendacidad, que ha hecho hoy en la reunión de la Comisión Ejecutiva Provincial su Secretario de Organización, afirmando que las cosas no han cambiando tanto para los socialistas en Málaga con relación a las Elecciones Generales de dos mil ocho, puesta que en aquella ocasión, al igual que el pasado domingo, fue en nuestra provincia donde el PSOE obtuvo el peor resultado, después de la de Almería. Se olvida tan sagaz analista de que en aquella ocasión el PSOE estuvo cuatro puntos por encima del Partido Popular y ahora estamos dieciocho por debajo.

Ante el presente estado de cosas no he de callar, consciente de que mi voz a nadie representa, pero que es la voz sincera de un militante al que le duele todo el daño que la inacción en la derrota le causa al Partido Socialista Obrero Español, al mismo que durante tantos años ha gozado de la confianza mayoritaria del pueblo español, identificándose ante él con el entrañable símbolo que en la pasada campaña electoral los profesionales del marketing y el diseño han robado al sentimiento de miles y miles de electores que, desde que se ha podido votar en el presente período democrático, han reclamado para hacerlo “la papeleta del puño y de la rosa”.

No he de callar por más que, como en la Epístola Satírica de Quevedo, avisen silencio o amenacen miedo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Dicho queda

En atención a las proclamas de los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español en Málaga exigiendo el esfuerzo de cada uno de los militantes y la unidad de la organización en el objetivo de ganar las elecciones en la provincia el próximo 20 de Noviembre y considerando que quizás pueda ser de interés mi aportación en la ya inminente campaña electoral en razón de las más de dos décadas y media en las que desde los ámbitos orgánico e institucional he servido al Partido, asumiendo durante veinte años la Secretaría General de la Agrupación Local de Ardales, siendo titular de la Secretaría de Política Municipal de la Comisión Ejecutiva Provincial cuando en 1999 recuperamos el gobierno de la Diputación Provincial y de la Comisión Ejecutiva Regional cuando en 2003 ganamos las elecciones locales en Andalucía al Partido Popular, ejerciendo durante veinte años la Alcaldía de Ardales después de haber encabezado la candidatura que en seis elecciones resultó ganadora en la localidad, siendo vicepresidente de la Diputación provincial cuando de 12 diputados socialistas pasamos a 14 en 2003 y Presidente cuando de 14 pasamos a 15 en 2007, habiendo sido durante cuatro años Presidente de la Comisión de Diputaciones de la Federación Española de Municipios y Provincias, portavoz del Grupo Socialista y responsable de Infraestructuras en la Diputación, creyendo no haber olvidado los argumentos de defensa de la acción política socialista, refrescados recientemente por la participación en treinta actos de precampaña y campaña en las pasadas elecciones locales, y convencido de que el PSOE tiene las escrituras de propiedad de mis conocimientos políticos, de mi experiencia política y de mi vocación política, aceptaré con la misma disciplinada ilusión con la que siempre lo he hecho cualquier encargo que me haga el Comité Electoral de mi Partido en Málaga, a excepción de actos de campaña en las puertas de los colegios a las nueva de la mañana, porque a esa hora hace ya un rato que estoy en el interior de uno de ellos, y con la única exigencia de que igual trato se dé a todos los compañeros y compañeras que están en idénticas o parecidas circunstancias a las que acabo de mencionar con relación a mi persona.